Para ser española no está mal…

Todos hemos oído esa frase en algún momento de nuestra vida, sobre todo en conversaciones relacionadas con películas o series españolas. Yo la he dicho muchas veces y todavía se me escapa alguna que otra, aunque más en plan de coña, como running gag o broma repetida hasta la extenuación. Pero sé que hay mucha gente que lo dice desde lo más profundo de su ser… 

La pregunta que me hago es: ¿por qué se ha ganado la industria audiovisual española esa mala reputación? ¿Son realmente las pelis y series españolas tan malas como para grabarse a fuego esa creencia en el inconsciente colectivo de todos? ¿De dónde viene esa creencia? ¿Cuándo comenzó a formularse?

Quizá sean demasiadas preguntas pero para empezar a ver algo de luz creo que habría que remontarse a los años 60, 70 y 80 con aquellas películas tan nuestras que pertenecen a movimientos cinematográficos que solo entendemos los habitantes de este país, es decir, el Landismo (en honor a Alfredo Landa), el Pajarismo (en honor a Andrés Pajares), el Estesismo (en honor a Fernando Esteso), o el Ozorismo (en honor a Mariano Ozores y los demás Ozores), entre otros. De aquellos lodos vienen estos lodos: Médico de Familia, Los Serrano, Aquí no hay quien viva, Torrente y un largo etcétera.

El gran Mariano Ozores

Por supuesto no voy a entrar a valorar aquellas películas tipo Los bingueros, Cristóbal Colón de oficio descubridor o Yo hice a Roque III. Qué se puede decir de un director como Mariano Ozores con casi 100 películas a sus espaldas que llegó a hacer hasta seis filmes en un año… Solo hay que quitarse el sombrero. Pero sí es cierto que nos da una idea del tipo de película a la que el público mayoritario se acostumbró a ver durante tres largas décadas. 

Sin embargo, películas más actuales como la saga de Torrente no creo que sean muy diferentes a las de Ozores, con unos ingredientes de sobra conocidos por todos: costumbrismo, clasismo, casticismo, caspismo, machismo y topiquismo. Por supuesto hay otras películas que se han liberado de esos virus, aunque suelen ser filmes dramáticos, thrillers o de otro género. 

Cintas como “Muerte de un ciclista”, “Plácido”, El espíritu de la colmena o “Bienvenido Mr Marshall”, en aquella época, o actuales como La isla mínima, El reino, Tarde para la ira o Verano 1993 y muchas otras, sin duda juegan en otra liga.

Pero como vemos, el género es importante en esta diferenciación. Está claro que son las comedias las que más han heredado todos los pecados del pasado y las que han arrastrado esa manida frase de “Para ser española no está mal…” hasta nuestros días. 

Las comedias españolas en la actualidad

Yo, como buen amante de comedias que soy, intento darles una oportunidad al producto nacional una y otra vez pero al final siempre salgo cabreado del cine. Sé lo difícil que es escribir comedia porque lo he hecho. Sé lo difícil que es crear personajes cómicos. Inventar situaciones hilarantes. Intentar no caer en los tópicos. Sé que es complicado y soy muy consciente.

Pero es que al final siempre caemos en lo mismo. Películas como Villaviciosa de al lado o El mejor verano de mi vida, por poner un ejemplo, aunque no se pueden comparar con las de Ozores, adolecen de ser demasiado superficiales, de quedarse siempre en el chiste fácil, de elegir personajes con muy pocas capas y al servicio del cómico de moda del momento (en este caso Leo Harlem).

Siempre respeto mucho a los profesionales que sacan adelante una película. Tiene mucho mérito y valor, pero el nivel, desde mi punto de vista, llega al aprobado raspado y creo que este tipo de pelis son las responsables de que se siga pronunciando la conocida frase que da título a este texto.

La última comedia española que vi en un intento de redimirme de mis propios fantasmas fue “Si yo fuera rico”. Lo que más me gustó es que estaba rodada en Gijón, una ciudad a la que amo, y reconocía prácticamente todas las localizaciones, pero por lo demás tan solo tenía dos o tres gags divertidos y poco más. No me podía creer que todavía se hicieran chistes sobre gordos y que la gente se riera a mandíbula batiente, pero parece que es lo que sigue funcionando…

Si te pones a buscar cuál es para la crítica la mejor comedia de 2019 aparece “Padre no hay más que uno”, que arrasó en taquilla y encantó a niños y padres. La vi y es cierto que los niños disfrutaron pero cuando acabó se me quedó ese regusto amargo de pensar que con un poquito más se podría haber hecho una peli de mayor calidad. 

Es esa sensación de que todo se puede mejorar: el guion, la interpretación, la producción, la dirección… Pero tampoco es menos cierto que el público tiene que poner algo de su parte y tratar de huir de la mediocridad siempre que sea posible. Una película mediocre aceptada por un público mediocre siempre pedirá más productos mediocres en el futuro. Así que todos tenemos parte de culpa. Esperemos que en el futuro veamos alejarse la mediocridad por el espejo retrovisor del pasado y dejemos de pronunciar esta famosa frase, sobre todo con las comedias españolas.